En un día como hoy, San Valentín, hablaremos de uno de lo mayores actos de amor de los progenitores para con sus hijos en una ruptura: preservar al menor.
Pero, ¿qué supone preservar al menor en una ruptura? Preservar al menor implica mantenerle alejado de la conflictiva matrimonial.
A nadie se nos escapa que no todas las rupturas son pacíficas, ni que en todas las ocasiones es fácil llegar a acuerdos. Y aunque finalmente lo consigamos, el camino hasta llegar a ese acuerdo es arduo y emocionalmente muy duro para los adultos pero, sobre todo, para los niños, que no entienden nada.
La única función que tienen los progenitores para con sus hijos en esa fase es preservarles.
Los progenitores deben hacer muchas cosas para con sus hijos en esta etapa: estar pendientes de posibles cambios de comportamiento, ayudarles con terapias psicológicas si lo precisan, avisar al colegio para que también observen posibles cambios de conducta, etc.
Pero lo que nunca, nunca, nunca deben hacer es: hablarles mal del otro progenitor y/o de la familia extensa, contarles los problemas que tienen con el otro progenitor, preguntarles qué les parece que el otro progenitor esté haciendo esto o aquello, etc.
En definitiva, han de hacer cosas en positivo, no en negativo.
La ruptura, como hemos dicho, es muy dura para los adultos, que ven como su vida se tambalea. Pero, ¿nos hemos preguntado como lo viven los niños? Quizá es la etapa más complicada de su vida porque no entienden nada, tienden a culpabilizarse de lo sucedido… Por eso lo más importante es preservarles de la conflictividad.
Si estás en medio de una ruptura y consideras que el otro progenitor no está preservando a los menores, no dudes en contactar conmigo. Juntos buscaremos la mejor manera de proteger a los niños.
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